«Cuando un perro obtiene un hueso seco y comienza a masticarlo, disfruta el sabor de la sangre que rezuma de sus propias encías, pensando que la sangre sale del hueso. Para aumentar el flujo de sangre, muerde y mastica el hueso con más fuerza, lesionándose cada vez más sus propias encías. De manera similar, el hombre persigue neciamente deseos mundanos con la esperanza de obtener una felicidad permanente que al final siempre se le escapa»
Sadguru Sri Madhusudan Sai
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