En cualquier momento, cuando su mente o sus sentidos intenten disuadirle y distraerle del camino de Dios, dígales alto y claro como el rugido de un león, ¡Oh mente! ¡Oh sentidos! No interferaís conmigo, porque soy el mismísimo hijo de la inmortalidad, soy verdaderamente Dios y, por lo tanto, no sucumbiré a sus mezquindades.
Sri Madhusudan Sai
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