Así como una fruta que no está madura en el árbol es verde, amarga y no apta para el consumo, nuestros corazones llenos de ego, apego y egoísmo no son aptos para ser ofrecidos a Dios. Necesitamos limpiarlos y permitirles madurar con el jugo de la devoción para que puedan ser ofrecidos a los pies de Dios.
Sri Madhusudan Sai
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