Cuando naciste eras inocente y puro, desprovisto de deseos y apegos mundanos. Pero, a medida que te hiciste mayor, debido a la influencia del entorno y de las malas compañías, tu mente se infectó de deseos sensuales y atracción hacia los placeres mundanos y, por esta razón, perdiste tu pureza e inocencia. Todos los grandes santos y sabios conservaron su pureza e inocencia innatas y pudieron llegar fácilmente a Dios y realizar la verdad.
Sri Madhusudan Sai
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