Cuando experimentas la felicidad y la dicha de la devoción a Dios que se expresa en el servicio desinteresado a los demás seres humanos, los placeres transitorios derivados del disfrute de los objetos de los sentidos externos se vuelven insípidos y sin sabor. De ahí en adelante, la mente encuentra alegría sólo en el néctar del amor y la paz disponibles en el interior de un modo perenne.
Sri Madhusudan Sai
0 comentarios