El don del conocimiento, tanto espiritual como secular, es el don más grande que uno puede dar a otro. Los beneficios de otros obsequios, como alimentar y vestir a otra persona duran sólo un periodo breve. Una persona hambrienta que se alimente vuelve a sentir hambre después de unas horas. Y una persona a la que se le da ropa requerirá ropa nueva una vez se rompa la que tiene. Pero una persona educada no solo puede ganarse la vida para sí mismo y su familia, sino también mantener a sus semejantes durante toda la vida. Con el conocimiento espiritual puede darse cuenta del verdadero propósito de la vida.
Sri Madhusudan Sai
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