La felicidad y la paz que uno obtiene del cumplimiento de un deseo mundano perdura hasta que surge otro deseo que inquieta la mente. Esta cadena de placer y dolor continúa perennemente hasta que uno se da cuenta de que la fuente de la felicidad permanente está dentro de uno mismo, y no en el cumplimiento de los deseos sin fin.
Sri Madhusudan Sai
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