Como un hombre rico que ha olvidado dónde había enterrado su tesoro y se considera un pobre mendigo, así el hombre ha olvidado la divinidad que está dentro de él y se considera un simple mortal hecho del cuerpo perecedero. Pasa toda su vida satisfaciendo las caprichosas demandas del cuerpo y de los sentidos, y sufre episodios alternos de alegría y dolor durante toda su vida.
Sri Madhusudan Sai
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