Una persona no se puede llamar un ser humano culto sólo porque haya desarrollado habilidades e inteligencia extraordinarias que, normalmente, parecen imposibles de alcanzar por otros. Un verdadero ser humano culto es aquel que manifiesta su divinidad innata en la forma de un corazón puro, lleno de devoción, compasión, amor desinteresado y sacrificio.
Sri Madhusudan Sai
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